Se diría que los gestos decisivos,

la belleza del mundo, ciertos días,

tan sólo si confluyen

precisas circunstancias, únicamente a través

del filtro pasional que nos es propio,

se nos aparecen, así como los colores

que laten en el aire por el prisma

tan sólo de la lluvia en arco iris

se ordenan y disponen. ¿Llega la luz

más allá de su límite y transforma

los ojos que la notan en luceros

que la emiten? Así parece, cuando

cierto transeúnte, detenido

en el umbral del parque, busca

a aquel que yo sería si supiera

quererlo como piden mis estrellas.

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