Muerte de Arquímedes

Fascinado por el diagrama, no ve

la sombra del soldado que se acerca

despacio por su espalda, con el hierro

brillando ya de sed de sangre.

¿Creyó, cuando la espada golpeara

su noble corazón, que era la muerte

igual a la alegría de encontrar

al fin la solución para el enigma

que había dibujado con la arena?

Marcelo mandó apartar de su vista

a quien se quiso héroe por terminar

la vida del más grande en Siracusa.

Su nombre, no lo sabemos. Arquímedes,

en cambio, sigue sonando. ¡Eureka!

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