¡Morir la muerte de Milton, una mañana

de abril, en silencio, mientras vuelven

las rosas al trabajo y las gentes

al aire! Como quien ingresa

definitivamente al olvido, pactado

a duras penas, tras muchos años,

como quien cierra los ojos y ve

la estela del amor que ha cultivado

perdiéndose en el aire, y arrastrando

consigo la conciencia, por fin leve.

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