Conspiracionismo y apocalipsis
Finalizada la lectura de La era del Conspiracionismo, de Ignacio Ramonet (Siglo XXI Editores, octubre 2022). Fantástico libro. Uno no puede evitar el recuerdo de las palabras del general Sanz Roldán, ex director del Centro Nacional de Inteligencia: “la mayor amenaza para la estabilidad de nuestras vidas actualmente es una nueva guerra civil en Estados Unidos”. Se las escuché en una reciente convención empresarial a la que acudía como invitado.
El libro de Ramonet es un repaso bien documentado sobre los conspiracionismos diversos que recorren el mundo, especialmente Estados Unidos, desde más o menos el año 2008. Estos movimientos sociales, gradualmente calentados y promovidos por unas redes sociales cuya dinámica se nos va de las manos, han experimentado desde la pandemia Covid-19 un auge y un impulso formidable, y hoy es el día en el que todos y cada uno de nosotros, más o menos, conocemos a alguien embarcado con y embaucado por sus fantasías.
Fantasías que, por otra parte, son a veces hasta graciosas. Para una mentalidad literaria y sofista como la mía (confieso) no dejan de tener gracia las teorías terraplanistas, precisamente por su puro componente de delirio científico. La refutación de las pruebas aportadas por la astronáutica moderna -incluidas fotografías de la esfera celeste- es todo un reto para la imaginación. Claro que a medida que se extienda el turismo espacial y la gente suba a globos-aeronaves cada vez más estratosféricos, y pueda comprobar por sí misma que la tierra es definitivamente redonda (¿o es un efecto óptico provocado por la altura?) este capítulo preciso del conspiracionismo moderno perderá fuelle.
El más alucinante de todos, desde luego, es QAnon. La convicción de que el Partido Demócrata norteamericano forma parte de una secta pedófila y satánica en la que también están Joe Biden, los Clinton, Bill Gates, Soros y otros componentes del gobierno mundial en la sombra es hoy irrenunciable para millones de votantes estadounidenses. Episodios como los de Harvey Weinstein o Jeffrey Epstein vienen a demostrarlo. Sólo Donald Trump –Big Don– se opone con fuerza suficiente a este lobby diabólico que, además, pretende controlar a la población mundial inoculándole vacunas que transformarán nuestros organismos en meros receptores de instrucciones emitidas por frecuencias 5G. Suena a risa, sí, pero hay mucha, muchísima gente que lo cree.
Lo malo es que la gente que lo cree se puede volver agresiva cuando les afeas su credulidad o abiertamente te ríes de ella. Su primera reacción es una paternalista indulgencia, propia de quien ha visto la luz y comprende la reacción ignorante de los aún no iniciados. Pero esta primera actitud puede muy bien dar lugar a una posterior anotación en el libro negro de los candidatos a la horca cuando llegue el Día de la Tormenta, ese apocalipsis insurreccional con el que los conspiracionistas derrocarán de una vez al poder en la sombra pedófilo, satanista, manipulador y dictatorial que gobierna desde Washington al mundo entero, gracias también a sus adláteres en Wall Street, Naciones Unidas, la OMS y el Fondo Monetario Internacional.
Tampoco es bueno que los tics conspiracionistas contagien a supuestos políticos moderados: cuando Pedro Sánchez habla de los “señores con puro”, o los “poderes ocultos” que se oponen a sus políticas fiscales está recurriendo a la misma dialéctica conspiracionista que Donald Trump cuando ataca a Wall Street -aunque no lo sepa, aunque no sea consciente de ello (espero). Y cuando Irene Montero señala a los jueces como “machistas necesitados de cursos de formación” por aplicar su ley de forma diferente a como ella había soñado también está construyendo fábulas conspiracionistas para ocultar la propia ineptitud. Todo aquel o aquella que sistemáticamente achaque a los otros sus propios fallos o contrariedades es conspiracionista en potencia. Su antídoto bien puede ser Graham Parker: Nobody hurts you harder than yourself.
Son tiempos de storytelling, relatos, fantasías, hechos alternativos, viralidad en velocidad exponencial y perfeccionamiento de las mentiras gracias a una inteligencia artificial cuya primera contribución esencial a la historia de la humanidad parece que va a ser construir engaños perfectos e indistinguibles de la realidad. Agarraos, que vienen curvas.
Hola, soy Alberto. !Bienvenid@ a mis páginas personales! Aquí encontrarás literatura y comunicación en diversos soportes: textos, fotografías música, voces… ¡Pásalo bien!
¿Buscas algo en concreto?
Lo más reciente
- El escritor y su género
- Una inundación de negaciones. Preguntas en torno a la DANA.
- Militancia e integridad
- Voz de los libros, voz de la vida
- Por un mercado mundial de criptomonedas literarias
- Kadath, obra maestra de la onironáutica
- Roger Caillois y el animismo
- Apuleyo, Cervantes y Afanasiev
- Los malos son los buenos
- «Pálido Fuego», de Nabokov. Géneros y spoilers.
En este blog encontrarás…
arte audiovisual Ausias March Bagan Birmania ciencia Cine comunicacion Contenidos Digitales economia España eventos filología Fotografía Frases Perversas internet Lago Inle literatura Literatura Fantástica madrid Mandalay marketing mediterraneo musica Myanmar Pablo Neruda Periodismo Poesía poesía española contemporánea Poesía Experimental política publicidad Publicidad Online Rangoon Redes Sociales television textos de viajes Textos Originales Traducciones turismo twitter viajes video webtv wordpressPerfil Profesional
Reportarte: mi empresa
- 53 Fábulas
- Alcala
- Artículos
- Bulevares
- Composiciones originales
- Comunicación y Medios
- Constelaciones
- Crítica literaria
- Domalo
- El Trato de los Vivos
- En prosa
- En verso
- Frases Perversas
- Imágenes
- Literatura
- Los Versos del Piloto
- Mi Ausias March
- Mi Biblioteca
- Música
- Notas, Reseñas, Ideas
- Política
- Portada
- Reseñas
- Sonetos Educados
- Sonetos Imposibles
- Uncategorized
- Versiones
- Viajes
- Vida Invisible