Hacía tiempo que no leía páginas tan brillantes de crítica literaria como las de Fernando Savater al hablar de King Kong, en su libro Misterio, emoción y riesgo (Editorial Ariel, 2008).  Algo está pasando en la crítica literaria, desde hace algunos años. Lo que antes era oficio de filólogos sesudamente obsesos por la cita textual y la referencia bibliográfica está dejando paso a multitud de escritos apasionados y fundamentalmente subjetivos, para bien. Es el camino por el que transitó Pietro Citati, referenciado hace poco en este blog. Para escribir sobre literatura, o para hacer disfrutar a otros del oceánico placer de lo literario, no hace falta ser doctor, ni siquiera universitario: sólo hace falta pasión, y, eso sí, leer mucho, conocer muy bien el territorio, de la misma forma que para guiar a otros por la jungla amazónica conviene conocer sus senderos, arenas movedizas, nidos de serpientes y oasis frutales. Reproduzco algunas de las líneas más brillantes de Savater a propósito de los amores de King Kong:

«Amor lo que se dice AMOR, desbordante y aniquilador, amor del bueno, del que todo lo incendia y tritura, amor loco, amor profundamente sensual, gigantescamente sensual, amor imposible, impotente, amor desesperado que se venga y muere, amor que no se atreve a decir su nombre porque no tiene nombre, amor grotesco, irónico por desproporcionado, amor ejemplar, romántico y matrimonial, gozador y sacrificado, amor en el que se unen los estadios estético y ético kierkegaardianos, amor que se enfrenta al mundo porque el mundo no es amor, sino obstáculo contra el amor, vértigo incomparable de amor, amor de estrellas y riscos, de precipicios y serpientes, amor de selvas y dinosaurios, amor que cruza los mares y trepa por los rascacielos, amor que se desvanece en la muerte que es más vida que la vida, pues la vida sin amor o con amor moderado es muerte, el amor más alto, el único y verdadero amor, el amor de gorila, sólo ha aparecido una vez en el cine y en la película más sublime de todos los tiempos: King Kong.»

¿Se puede escribir mejor? Como veis, destaca la brillantez del texto en sí, pero el análisis de fondo tampoco se queda atrás. Todo amor verdadero es imposible; o bien por no ser correspondido o bien porque el resto del mundo nunca lo aceptará. El amor correspondido y aceptado por todos -lo que se supone que ocurre después del festín de perdices con el que acaban los cuentos- puede que tenga lugar en la vida real, pero no en la literatura, y por eso precisamente los cuentos terminan cuando en cocina se empieza a desplumar a las desgraciadas perdices. Es la misma tesis de Denis de Rougemont, en su libro El amor y occidente (Editorial Kairos, 1992), que aún no he leído, por cierto, pero del cual Carlos García Gual, en sus Lecturas y fantasías medievales (Ed. Mondadori, 1990) me ha dado suficientes pistas. Como decía, pertenezco a la estirpe de filólogos libertarios que se quieren y pueden permitir hablar de libros que no han leído, como si tal cosa.

Pues bien, regresando a King Kong y a Savater, tengo que decir que la fabulosa intuición dramática del equipo productor de la película (King Kong es de los pocos hitos cinematográficos de la primera mitad del siglo XX que no parten de una novela preexistente, sino que surgen de una colaboración directa entre productores y guionistas del séptimo arte, véase la página 369 del libro de Savater), a pesar de tener suficiente inspiración y referentes en novelas y autores como Rice Burroughs, Ridder Haggard, Julio Verne o Conan Doyle -todos ellos más grandes según el tiempo pasa-, sí que enlaza con uno de los mitos más antiguos de la tradición clásica: el del cíclope y la ninfa, la bella y la bestia de la antigüedad grecorromana.

La versión que me interesa traer aquí es la de Góngora: la Fábula de Polifemo y Galatea, querido maestro Savater, es un guión de King Kong tal cual, del siglo XVII y en octavas reales, pero eso no menoscaba en absoluto su potencia audiovisual. Voy a dejar para más adelante -que es tarde y tengo sueño- un análisis más pormenorizado de las muchas similitudes entre la peli de Edgar Wallace y la obra maestra de Don Luis, pero no me quiero acostar sin traer a colación este hermosísimo final de la estrofa XVII del Polifemo, en la que Góngora sentencia -como buen cordobés- lo mucho que se equivoca cualquier gorila gigante que se enamore de una rubia neoyorkina, o cualquier cíclope de una ninfa:

¡Oh, y cuánto yerra

delfín que sigue en agua corza en tierra!

¿Verdad que en este sublime endecasílabo y medio visualizamos perfectamente la escena del delfín pegando brincos por la costa de una isla volcánica -quizás la de King Kong, quizás la de Polifemo- magnéticamente atraído por los saltos paralelos de una corza graciosa que brinca en la misma dirección sobre la orilla?

Por cierto, esta imagen tan pictórica y llena de significado, ¿es original de Góngora o conocéis alguna referencia anterior en literatura clásica? En la edición de la Fábula comentada por Dámaso Alonso -sin duda la máxima autoridad en la materia- (Ed. Gredos, 1985) no se cita ninguna fuente anterior de esta bellísimo refrán culterano. Hay que pensar, entonces, que el genio del cordobés no sólo se aplicaba a la perfección del metro, sino que era capaz de construir en diecisiete sílabas (curiosamente, las propias de un haiku) imágenes inmortales, prácticamente cinematográficas, trescientos años antes del cine.

Polifemo no es un gorila gigante, como Kong, sino un cíclope -peludo, eso sí- que atruena los vientos con la música estentórea de su flauta de pan; Polifemo no lucha contra todo el mundo, sino sólo contra el pastor Acis, por quien suspira su amada Galatea. Ambos -cíclope y gorila gigante- viven en islas remotas. Polifemo no muere, pero queda solo tras la marcha de la feliz pareja, cuya nave intenta bombardear con rocas gigantes (¿arriesgando incluso la muerte de Galatea?), pero su final es casi más cruel que la caída de Kong desde el Empire State. En todo caso, cíclope y megasimio nos dan, gracias a la brillante interpretación de Don Fernando, una soberbia lección de amor.

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One Response to King Kong, Polifemo, Savater.

  1. […] No se pueden pisar las arenas de lo horroroso, emocionante y misterioso sin tener a mano Misterio, emoción y riesgo. Sobre libros y películas de aventuras, de Fernando Savater. Es una recopilación de artículos, todos empapados por la devoción gloriosamente infantil del filósofo hacia los textos capaces de generar escalofríos mentales y físicos en cualquier humano agazapado en su sofá, una noche de invierno, mientras crepitan las llamas de una hoguera imaginaria y afuera ruge la lluvia tempestuosa. El pirata traidor, la Perla de Labuán, Tintín, Rice Burroughs, Jack London, Richmal Crompton, Verne, Poe, King Kong, Tiburón y Kafka, entre otros, conviven en unas páginas que dan muchas ganas de ir al Rastro a comprar tebeos viejos. Solo que ahora, como decía al principio, no hace falta ir a ningún sitio: en Wallapop se encuentran con facilidad casi todos los títulos referidos por Savater, y a muy buenos precios. Son buenos tiempos para la narrativa de aventuras, afortunadamente. Este libro de Savater tiene también una reseña anterior en el blog, que puedes ver aquí.  […]

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