Gracias a las magníficas ofertas de Bibliostock (están pasando cosas en el mundo bibliófilo que no deberíais perderos) ha caído en mis manos este fabuloso libro editado por Akal hace algunos años, «Resplandor Pop y Simulaciones Posmodernas», de Simón Marchán y Ramón Rodríguez.

Tuve la suerte de viajar a Las Vegas en octubre de 2006, como parte de una expedición de Telecinco para la investigación de nuevas soluciones digitales en el fabuloso show ferial NAB, el más importante del mundo en lo que se refiere a tecnología y avances audiovisuales -al menos antes de la ppandemia. En aquel viaje fuimos Joao Tavares -entonces Director de Desarrollo de Negocio, lamentablemente fallecido pocos años después-; José Jiménez, Director de Compras; Pepe (no recuerdo su apellido, ay, de la Dirección de Programas), y un servidor (entonces redactor jefe de la agencia Atlas, pero iba sobre todo como reliquia viviente de la digitalización pionera de Informativos Telecinco). En la siguiente foto estamos todos. (De izquierda a derecha, Jose, Joao, Pepe y yo).

La foto es en la terraza del Río, uno de las decenas de magníficos hoteles-espacios de la ciudad fabulosa, desde donde hay vistas como esta:

(Por cierto, seguramente Luc Besson se inspiró en la iluminación del Luxor, el hotel pirámide que se ve en la foto, para El Quinto Elemento).

Aquí podéis ver las notas que escribí aquel año como primera impresión tras el viaje. 

Una y otra vez, Las Vegas vuelve a mí como una invitación, una promesa, algo. Los días locos de 2006 -no esperéis que os cuente todo lo que pasó, porque lo que sucede en Las Vegas se queda en Las Vegas- me reconciliaron definitivamente con las virtudes del vicio, y eso que os aseguro que no gasté ni un céntimo en tragaperras.

Las Vegas es una metáfora viva del siglo XX, la apoteosis de la luz eléctrica y el neón, un parque temático de la humanidad trasladado al kitsch más bello que se pueda imaginar. Posiblemente no sobreviva más allá de unos pocos años, arrollada por las pandemias, la corrección política y otras lacras actuales. Pero os aseguro que de todos mis viajes -Angkor incluido, y Jaipur- ha sido de los más impactantes, placenteros y transformadores. Es más, me atrevería a decir que Angkor fue en su época como Las Vegas en el siglo XX de Sinatra y Elvis.

Algún día -tantas cosas- escribiré muchas cosas y detalles de aquél viaje, pero de momento he querido republicar estas notas y fotos como una forma de invitar a José Jiménez y Julio Rodríguez para que nos tomemos unos vinos un día de estos y recordemos juntos aquél viaje de 2006, ya que tengo lagunas… Sé que fueron cinco días, pasaron cosas, hicimos locuras, pero… me gustaría reconstruir en lo posible la verdad de los hechos en una conversación sin toque de queda con vosotros. ¿Os animáis? Aún me dura el resacón y me gustaría saber por qué había un tigre en la habitación.

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