Una historia, una luz, la combinación de varios colores

de la manera adecuada: neón, pastel, acuarela, fucsia, rojo.

Un plato, y el incendio de sabores contemporáneos: aji, CFCs,

soplete, brasas, hinojo, pimentón, sal, romero, vinagre, vida.

Un sonido, y la música multidimensional asociada: espacio,

reverberación, estéreo, eco, timbre, matiz, silencio, silencio, calla.

Un olor, y mira, aspira, siente, respira, vive, tiembla, digiere

con todas y cada una de tus neuronas el mensaje de la planta

o el piso recién pintado, o el pan, el coche nuevo, el libro nuevo, la ropa

nueva, la gasolina, el pegamento, la goma milán nata 404.

Todo esto son instantes, son fotografías, son poesía.

La narrativa es otra cosa. Es llevar este universo al movimiento

temporal de sucesión y circunstancias, es no conformarse

con el instante, es buscar la eternidad a través de la intriga, eso es

contar historias, pero yo no sé hacerlo, yo soy poeta.

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