Acabo de ver un fragmento de un programa temático en la cadena Sexta, sobre los males del machismo que aún causan sufrimientos a las mujeres.

Es difícil escribir nada que suponga una mínima divergencia respecto a las tesis del programa -y del discurso feminista en general- pues con seguridad uno será tachado automáticamente de machista, o cuando menos de desinformado e ignorante.

Es lo que tienen los dogmas. Y la corrección política. Eppure, scrivo.

Creo que se hace un flaco favor a la lucha contra el maltrato doméstico con argumentos y planteamientos como los del programa mencionado, que a su vez son los imperantes. La tesis básica de ellos parece conducir a la inevitable conclusión de que el hombre -atención, todos los hombres– son prácticamente simios culturales y sexuales que necesitan ser reeducados. Hay cierta condescendencia en el planteamiento: no es culpa suya, es una lacra histórica, ok, pero es así. Todos los hombres son culpables de machismo cultural.

Esta dialéctica -y de ahí el título del post- conduce directamente al enfrentamiento, y guarda muchas similitudes con el discurso nacionalista. Sustituye al hombre por el estado opresor y la fórmula funciona igual.

Llevamos más de quince años de contínuo incremento anual del número de víctimas de la violencia doméstica. Durante los mismos, la única estrategia aplicada por los respectivos gobiernos es el alineamiento con el discurso anterior, a saber, la culpabilización general del género masculino como portador -voluntario o involuntario, según los casos- de un comportamiento prácticamente inscrito a nivel de genética cultural y social.

De la misma forma que la historia justifica las reivindicaciones nacionalistas, en sus libros de texto, la sociología histórica avalaría esta tesis al hablar del machismo.

Lo inadecuado de este planteamiento debería ser evidente para cualquier espíritu imparcial al constatar, precisamente, que las cifras de víctimas de violencia doméstica no han parado de crecer en los últimos quince años, a pesar de la insistencia cada vez mayor en la misma tesis. Los telediarios se obstinan en recontar las cifras de siniestralidad año a año, día a día, y parece que al hacerlo refrendan contínuamente el mismo diagnóstico: machismo general, sociológico, cultural.

Ahora bien, ¿qué diríamos si el responsable de la prevención de siniestralidad vial no encontrara una solución para un contínuo aumento de víctimas en su sector? Imaginad que (al contrario de lo que afortunadamente ha ocurrido) en los últimos quince años las víctimas de accidentes de tráfico hubieran seguido una curva de crecimiento paralela a la de las víctimas de violencia doméstica. ¿Cuánto hubiera durado en el cargo el director general o ministro del ramo?

¿No es hora ya de pensar que si las cifras de violencia de género siguen creciendo es porque aún no hemos acertado con el diagnóstico y el tratamiento adecuados?

Quizás si asumiéramos todos que en verdad somos iguales, y si los medios de comunicación -ávidos de audiencia- y los partidos políticos -ávidos de votos- tuvieran el valor de replantearse el dogma del nacionalismo feminista como uno de los intocables del siglo XXI podríamos, por fin, encaminarnos a la verdadera solución.

 

 

 

 

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One Response to ¿El nacionalismo del sexo? Eppure, scrivo.

  1. Partiendo de la base de que no he visto el programa en cuestión, no sé como a estas alturas algo así, en la Sexta puede sorprenderte. Los discursos de este tipo forman parte del ADN de esa cadena. Es como la fábula de la rana y el escorpión: no pueden evitarlo, está en su naturaleza.

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