La novela en el siglo XXI
El otro día me regalaron mis hermanas por mi cumple una novela. «Así empieza lo malo», de Javier Marías. Hoy he visto en El País que la crítica la considera la mejor novela del año. Así que he empezado a leerla.
No digo que no esté bien escrita. Las frases son muy largas, lo cual desde luego exige maestría. Las primeras páginas nos insinúan una historia a medio camino entre la truculencia y el suspense, lo cual siempre gusta. Pero este intento de lectura de novela me ha servido para darme cuenta de varias cosas, que me gustaría compartir con vosotr@s.
1.- Los libros deberían dejar de editarse con una columna de texto en cada página; deberían adoptar el formato 16:9 propios de las pantallas de ordenador y tele.
2.- No estaría mal que las palabras tuvieran diferentes tamaños según su importancia, como las nubes de etiquetas.
Estas dos primeras notas atañen al hábito de lectura desarrollado en las dos últimas décadas por la población conectada e internauta. El ojo se educa -y se deseduca, claro-, y el mío al menos empieza a sentir vértigo ante una página con todas las letras iguales, sin imágenes, sin puntos de anclaje, sin banners. ¿Cómo se puede hacer así un heat map? ¿Dónde está lo importante?
3.- El suspense nunca más debe ser un truco literario. Si tienes algo que contar, hazlo. Pero no tiene sentido acumular páginas y páginas sobre la base del misterio. Debería ser obligatorio que las novelas vinieran con una sinopsis en contraportada desvelando quién es el asesino, o la trama central; como los medicamentos con sus efectos y contraindicaciones, vaya.
Es que no tenemos tiempo que perder. No tiene sentido leer para resolver un enigma. La lectura no es un pasatiempo. Una novela no debe ser un sudoku, ni un crucigrama, ni siquiera una partida de ajedrez.
Así que, novelistas del siglo XXI, por favor: contad lo que tengáis que contar, con frases breves, sin trucos. No hagáis descripciones a lo Balzac o Galdós. Ambos son enormes, pero eran ellos, y era otra época. No queráis ser Balzac, ni Galdós, ni Proust.
Eso sí, voy a leer hasta el final «Así empieza lo malo», porque es un regalo de mis hermanas, porque me lo dedicaron, y porque Javier Marías me cae bien. Dentro de algunas semanas os cuento, y actualizaré este post. Además, prometo publicar una sinopsis de no más de 200 líneas contando lo que pasa en la novela, y quién es el malo, y quién el bueno, y como acaba. Una novela no se debe leer por intriga. El propio Marías lo dice en las primeras páginas: «a veces da la sensación de que disfrutáramos con un solo espectáculo y un solo relato, como los niños muy pequeños.»
Una novela se debe leer por inmersión, por necesidad.
Recuerdo una vez más una de las múltiples fábulas de Castaneda: Carlitos pregunta a Don Juan cómo se alcanza el conocimiento, y el brujo mete su cabeza en un cubo lleno de agua, hasta que casi se ahoga. «El conocimiento se alcanza con el mismo deseo que has sentido por el aire cuando te ahogabas.»
4 Responses to La novela en el siglo XXI
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¿Es un post irónico? Me sorprenden estas opiniones viniendo de ti.
Hola, Nuria. Obviamente hay elementos de ironía y provocación en el post. Pero el fondo no lo es. Creo que no se puede escribir novela como Balzac o Galdós después de Kafka, Bukowsky, Proust y Dostoiewsky -por citar sólo unos pocos grandes renovadores. No es que Balzac y Galdós no fueran enormes en su tiempo, pero todo arte, en mi opinión, tiene una cierta deuda de «modernidad» con su época; ha de integrar hechos sociológicos, culturales, históricos… propios y exclusivos de su tiempo para crear algo único y, en la medida de lo posible, nunca hecho antes. Ya sé que todo lo que no es tradición es plagio y que la Iliada sigue siendo una lectura apasionante; estoy seguro de que me entiendes. Con el enorme respeto debido a un gigante literario como Javier Marías, su aclamada y reciente novela referida en el post se me cae, literalmente -valga la redundancia- de las manos. Creo que fue Raymond Chandler quien dijo que una novela que no tenga un asesinato en las 300 primeras palabras no merece la pena continuarse. También es irónico, claro. Quizás algún día retome «Así empieza lo malo» y descubra cuan equivocado estoy hoy; ojalá, sinceramente, porque eso querrá decir que he tenido mucho más tiempo para vivir y aprender. Pero en el fondo mi post es un llamamiento a la innovación, la audacia, la experimentación, el «salirse del tiesto», pues la mayor parte de los clásicos, precisamente, fueron en su momento eso «Tiesto Outsiders».
¡Ah! Y por cierto, el microrrelato es uno de esos formatos innovadores, hijo de la brevedad y la urgencia propias de nuestro tiempo.
Es precisamente este párrafo el que me chirría:
«Es que no tenemos tiempo que perder. No tiene sentido leer para resolver un enigma. La lectura no es un pasatiempo. Una novela no debe ser un sudoku, ni un crucigrama, ni siquiera una partida de ajedrez»
pero supongo que no tenemos la misma concepción de la lectura.
Saludos 🙂