Hombre-loboEl verdadero monstruo contemporáneo no es el vampiro, ni el zombi. Estos han quedado reducidos a la hogareña condición de las TV series, o a la de muñecas Monster High para juegos infantiles. El verdadero monstruo, capaz de inspirar los más hondos terrores, desvelar nuestras noches y dejarnos la boca seca con solo mentarlo, es el Otro, o su versión femenina, la Otra.

Habita en casas como las nuestras, y usa las redes sociales; se oculta bajo los más inesperados perfiles, aparentemente inofensivos; se transforma cuando menos lo esperamos en un ser terrorífico, capaz de tender sus brazos alrededor de Él o Ella, nuestros héroes. Le imaginamos entonces sonriendo con suficiencia y mostrando el colmillo dispuesto a beber nuestra sangre en las venas del ser amado.

¿Cómo neutralizar a esta bestia, qué estaca clavar en su corazón, qué dientes de ajo sirven para ahuyentarle?

ElOtro

Pues el Otro, a diferencia de otros monstruos, puede existir en realidad. Para dejar de temer a los fantasmas basta pasar una noche en el cementerio, y acabar dormido de aburrimiento. Pero el Otro existe. Hay numerosos testimonios de su presencia y actividad. A veces, dicen, se manifiesta justo donde se creía haber visto su negra sombra; otras, aparece de improviso.

No se le puede ahuyentar con crucifijos, pero sí privarle de alimento, reduciendo así su margen de maniobra. El Otro se nutre de ausencias, olvidos y silencios. Cuantos menos tengas en casa, menos probable es que asalte por la noche tu despensa.

Otro aspecto terrible del Otro es que nosotr@s mism@s podemos transformarnos en Otro u Otra. Un buen día nos damos cuenta de que nos tienta  una posibilidad que implicaría pasar a ser el Otro de alguien. ¿Cómo, ser el monstruo mismo, pasarnos a sus filas, dejarnos crecer sus zarpas? Sí, y es quizás una forma de dejar de temerle: comprobando que bajo el siniestro pelaje del Otro, tras sus pupilas inyectadas en sangre y sexo, hay una persona normal y corriente viviendo la vida -tú mism@, en ese caso. Quizás no es el antídoto perfecto, ni inmuniza contra todos los efectos de su mordedura, pero en muchos casos evita que sea mortal.

Jekyll

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.