En las largas noches de primavera
cuando el infierno llama a la puerta
te echo de menos

En el timeline, en el autobús, en la noria
de la feria que gira y gira, siempre
te echo de menos

En tantas y tantas cositas tontas
de cada día, a pesar de los pesares
te echo de menos

En el bulevar de la ciudad donde nunca vivimos,
la casa que nunca habitamos, el salón
que jamás amueblamos y la piscina donde nunca
tomamos juntos el sol, bebiendo sangría,
te echo de menos.

En el futuro que ahora tiene cara de fantasma
blanco y muy serio,
en el presente que resuena como un reloj de película
de miedo,
en el pasado cuyas ondas llegan cada vez más tenues,
te echo de menos.

En la barra lateral
de mi vida, echo de menos
tu lucecita verde.

Pero bueno. Quizás solo sea
cuestión de irse a dormir ya.

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