No llore el que su daño va buscando,
si lo halló; y tu, corazón triste,
no des tan grandes golpes suspirando,
que tu remedio en esto no consiste.
Esfuérzate, y resiste,
y pues traido a esto por tu hado
fuiste, ten paciencia,
que no se te hace agravio en la sentencia.

 

 

 ¿Te gusta? Haz una aportación para mantener este blog. 





 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.