Quizás no nos demos cuenta, pero estamos viviendo otra Movida. Y además ésta no es madrileña, sino española, y quizás universal.

Es muy española porque somos unas de las gentes con mayor gusto por las relaciones personales y sociales, y de ahí que seamos uno de los países del mundo con mayor tasa de uso de los dispositivos móviles: iphones, blackberrys, smartphones en general.

La movida madrileña de los 80 supuso un cambio de modelo de relaciones personales, tanto como una revolución artística o musical. Nacha Pop, Ceesepe, El Hortelano, Almodóvar o Siniestro Total son artistas que se estudiarán en las Universidades del Mañana, pero lo que realmente interesa no son los artistas –que sí, y mucho- sino la gente corriente.

La movida enseñó a mucha gente que los gays son gente normal a quienes les gusta el sexo con su propio género; que la extravagancia es una forma de vida tan aceptable y respetable como cualquier otra; y que, al fin y al cabo, la vida son dos días y más vale que caigan en sábado y domingo.

Ahora estamos viviendo Otra Movida. En su raíz hay una innovación tecnológica, que es la comunicación instantánea y en movilidad –el whasap, vaya-, capaz de transmitir ideas, imágenes y experiencias de video a alguien distante, en tiempo real. Esto es algo enorme. La humanidad nunca ha dispuesto de una herramienta telepática. Whasap, y servicios similares, lo son.

De la misma manera que el blogging, con WordPress y Blogspot a la cabeza, supusieron la democratización total de la creación y el fin del “autor inédito” o “incomprendido” –todos podemos publicar y compartir libremente a escala global nuestras creaciones-, la mensajería instantánea, gratuíta y multimedia es la primera aproximación real al mito científico de la telepatía. Es transmitir pensamiento y sentimiento a distancia. Eso es telepatía.

Desde hace algún tiempo, cada vez que me cruzo en la calle con alguien que sonríe mientras teclea o lee en su móvil, yo también sonrío. Ese alguien es un cuerpo que se dirige a algún lado, claro, pero es sobre todo un alma que está siendo feliz contando o leyendo una historia de alguien que le importa.

Tengo escrito en este blog un artículo sobre los tiempos en los que las noticias de Ultramar, de América a España y viceversa, viajaban en carabelas y bergantines. Por emular un poquito a Cortázar y su Rayuela, os invito a leerlo antes de finalizar la lectura de este post.

¿Ya? Ok.

Ahora entenderéis mejor lo que quiero decir. La Nueva Movida está liberalizando las relaciones personales y superando una barrera hasta ahora infranqueable: la distancia física. Decían que la distancia es el olvido. Ya no. La distancia –eso sí, mientras haya cobertura 3G- es una circunstancia de las relaciones personales, pero no la única.

Nada como el tacto, los abrazos, la interacción física. La risa, los paseos, las paellas, las fiestas, los bailes. Nada como la Vida Real. Faltaría más: frente a ella todos los móviles se apagan, todas las conexiones caen, todas las wifis se rinden. Seguimos siendo animales emocionales que necesitan comer, beber, reír, amar, llorar y comunicarse cara a cara. Afortunadamente!!

Pero la irrupción de la Telepatía 3G –whasap- es Otra Movida tan importante como la de los 80. Y si no, al tiempo.

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