Mi amigo James Dyson escribe en su magnífico blog Té o Siesta proponiendo la creación de un nuevo índice de clasificación crediticia adaptado  al siglo XXI. Suscribo al 100% sus propuestas, claro, pero además añado en este post un razonamiento adicional, y creo que definitivo, para integrar las circunstancias climáticas en la contabilidad nacional, cosa que a España (entre otros países) sin duda beneficiará.

Todos los estudios del mundo mundial universal coinciden: el futuro de la sociedad de la información es móvil. En el siglo XX la sociedad de la información era un montón de gente sentada delante de su ordenador, traficando -en el buen sentido de la palabra- con datos, sentimientos y bases de conocimiento.

Pero en el siglo XXI dicho tráfico será móvil. La gente -tú, yo, el cocinero, su mujer, su amante y la prima del vecino- no necesitaremos conectarnos a un enchufe acacharrado para compartir, consumir y vivir. Lo haremos a golpe de zapato, zapatilla, chancla o zueco, con tabletas,  esmarfones o nuevos cacharritos que vayan saliendo, andando, sobre la marcha, en movilidad, moviéndonos: ¡regresa la Movida!

Pero… para que los cacharritos funcionen en movilidad hace falta energía. Un Iphone actual dura unas 36 horas desprovisto de enchufe a la red eléctrica. Sí, las baterías mejorarán… Pero la tendencia a la movilidad es universal, y exige autonomía total.

Por tanto, hace falta sol.

Sol.

Sol. Energía solar. La única realmente inagotable -al menos en los tiempos chiquitines de la existencia humana y económica global.

En el Mobile World Congress de 2009 tuve ocasión de conocer algunos prototipos de muñequeras y dispositivos portátiles de captación de energía solar para alimentar dispositivos móviles.  El video al principio de este post te muestra el cacharro en cuestión. 

Una maravilla. ¡2009! ¡Ahora esa tecnología está mucho más desarrollada!

Por tanto, los países que jugarán en primera línea del desarrollo económico -o sea, los que serán más felices- en las próximas décadas, serán los que tengan más horas de sol. Ni petróleo, ni gas, ni mierda: el sol es la energía del futuro, como siempre lo ha sido en el pasado, por otra parte. Y ello hermosa y simplemente explicado porque será la única fuente de alimentación disponible en un mundo de economía e información desenchufado, en permanente movilidad.

A ver: todo esto me parece tan claro que incluso me induce a pensar que la crisis de la deuda soberana actual de países como Grecia, Portugal o España no es más que una maniobra asquerosa de fuerzas muy oscuras de países con muy poco sol para acabar haciéndose con el control territorial o soberano de zonas del planeta donde, gracias a dios, o a quién sea, sun is shinning.

Standard, Poors, Moodys, Fitch: joderos! Nunca veréis la luz! Entes de oscuridad, vampiros de la claridad, estáis condenados a los sótanos financieros, nunca saldréis del fango! Qué razón tenían los egipcios, los griegos, los mejicanos, y tantos otros: el único verdadero valor, el único dios verdadero, y en el futuro el único asset / activo financiero verdadero, estable y valorable con AAA es… EL SOL!!!

 

2 Responses to De las horas de sol como activo del PIB

  1. James Dyson dice:

    Así, Alberto, cambiamos el mundo… ja ja ja.

  2. ines dice:

    Muy interesante!!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *