Negro como una amenaza
infantil su cabeza y las perlas
demasiado transparente
de su cara donde edénicos

peces sanguinarios inocentes
labios impunes se dirigen
a cualquiera, así,  diaria, casual,
irrevocable irremediablemente

ahora sí sus labios parecen
ser la misma claridad la misma urgencia
reposada del antiguo cantábrico

tarareando crueles despedidas
como sólo las adolescentes suelen
ejercer la transparencia sin escrúpulos 

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