Como la vieja respiración
de las ciudades la neblina
candescente el ánimo encendido
por tus palabras por el ligero
vapor que se evade y una sombra
la estela del terror que se deshace
despacio en los compartimentos
antes alcanzados y peor parados
del corazón del corazón

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.