No me gusta la denominación de “violencia machista” para los malos tratos o asesinatos de mujeres a manos de hombres en ámbito doméstico. Es más, creo que es contraproducente llamarlos así. Aunque los actos violentos los protagonicen o ejecuten “machos”, el problema es familiar, doméstico, de pareja.

Es contradictorio defender la igualdad en las relaciones personales –valen todas las fórmulas de convivencia y procreación- y admitir que la violencia o la maldad sean patrimonio de uno de los géneros.

La violencia no es machista, o feminista, ni siquiera animal, o neutra. La violencia es un fracaso colectivo. De hombres, mujeres, poderes, jueces, policía, bares, clubes de fútbol, programas de televisión, amistades, familias, pandillas, medios de información…

Ningún género tiene el monopolio adjetivo de la violencia. ¿Por qué no se dice cuando una mujer agrede o asesina a un hombre –que ocurre a veces- que es un acto de “violencia feminista”?

¿Y por qué no se aplica el mismo patrón de corrección lingüística / léxica / connotativa al género paralelo –que no opuesto?

Mientras sigamos engañándonos seguirán muriendo personas –ellas o ellos- en los hogares, sórdida y silenciosamente. Los dramas y  tragedias domésticas no son machistas, como no son tampoco feministas. Son un problema de tod@s.

 

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