Elacoso

El diario El País da por hecho que la simultaneidad de procesos abiertos contra el juez Garzón constituyen un caso de «acoso». Recordemos que tiene abierto un caso por presunta ignorancia de las leyes vigentes por la apertura de la causa general contra el franquismo; otro por presuntas escuchas ilegales al interceptar indebidamente conversaciones en prisión de un imputado con su abogado; y otro por presuntas irregularidades en el archivo de una causa relacionada con una entidad bancaria que había financiado cursos impartidos por el juez en Nueva York.

No se entiende muy bien porque El País asume con naturalidad que esta simultaneidad se debe a un «acoso» (¿orquestado por quién? ¿por qué no lo denuncia el propio juez?), y sin embargo no considera casos de acoso las complicaciones que sufre Díaz Ferrán, agobiado por acreedores, la IATA y otras fuerzas vivas; o por qué -sin ir más lejos- no considera «acoso» los múltiples casos de imputación por presunta financiación irregular del PP (curiosamente referidos bajo la noticia inicial).

Si admitimos que los tres casos simultáneos de los que debe responder Baltasar Garzón son «acoso», el problema ya no es que alguno de ellos tenga o no fundamento jurídico: los tres deberían detenerse pues formarían parte de la misma injusta campaña orquestada.

Contra el acoso de una justicia adversaria, la ley de la calle: miles de manifestantes demuestran su solidaridad con el juez. Han salido en defensa de la dignidad y la memoria histórica -justas causas donde las haya.

¿Saldrán también cuando llegue el turno de juzgar las presuntas escuchas ilegales? Si se retira esta acusación por formar parte de una campaña de «acoso», ¿cualquier juez podrá en el futuro ordenar escuchas de las conversaciones en prisión entre imputados y abogados?

 

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