Nuevas noticias en informativos sobre peluquerías con final feliz… ¡y lo presentan como algo novedoso! Lo es que en efecto sean los chinos quienes se apropien del género, ¡pero desde luego no el género mismo!

¿Quién no ha estado en un kiosco con final feliz? Es verdad que es una variedad solitaria del asunto, pero recordad: antes de que internet generalizara el acceso gratuíto a los contenidos, el que quisiera un final feliz -aunque fuera de los de onán- tenía que pasar por la caja del kiosco.

Estancos con final feliz: ¿pero es que no habéis visto Amarcord? Federico Fellini prueba incluso el primer final feliz de su vida en la trastienda de la estanquera megatetona que le preguntaba con aire insinuante «nazionale o importato…?»

Bancos con finalz feliz: ¿quién no ha concluído felizmente una negociación de su préstamo hipotecario? ¿Quién -que lo diga, si se atreve- no se ha sentado más de treinta minutos en un banco del retiro sin que se le ofrezca una proposición de final feliz?

Bares, farmacias, agencias de viajes, floristerías, despachos de loterías, supermercados, centros comerciales, puestos de castañas, gorrillas… El final feliz está al alcance de cualquiera. ¡Incluso hay CALLES CON FINAL FELIZ! ¡Con muchos finales felices diferentes! ¡Puedes elegir entre varios! ¡Es como la televisión interactiva, o algo así!

Eso sí, habrá que recordar a los incautos que un final feliz es siempre el comienzo de una nueva intriga que no se sabe cómo acabará.

 

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