Empezó como un juego. Alguien me comentó que los internautas con niveles altos de Klout recibían obsequios en los hoteles e invitaciones a probar nuevos servicios de hostelería selecta.

La verdad es que la página engancha. Combina los impactos de tu actividad en redes sociales para calcular un índice de influencia que sube y baja según lo que hagas y las respuestas que generes.

¡Ay, debería tener un cartelito de prevención como las cajetillas de tabaco!

Para las mentes débiles, como la mía, es toda una tentación entrar al menos una vez por semana para ver cómo va mi Klout. Si va bien, todo va bien, pero si baja… ¡chungo! Entonces hay que ponerse como loco a tuitear, compartir, publicar… ¡mantened la presión, más madera! ¡Es la guerra de la influencia!

Claro, diréis que todo consiste en no tener una mente débil… Vale… A lo mejor me lo merezco. Bueno… Si no fuera Klout sería la Play, ok… Lo más preocupante es que –obsesionado por generar eco- uno se olvida de escuchar, que es precisamente lo que se hace en el inicio de andadura por las redes, y que resulta seguramente lo más gratificante.

¡Kloutohólicos, liberaos! ¡Liberadme! (¿aguantaré una semana sin mirar el efecto de este post sobre mi índice?)

 

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One Response to La Maldición de Klout

  1. Mcallan dice:

    Jajaja nos pasamos todo el tiempo midiendonosla ,…. Jajaa

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